El caos es nuestra seña de identidad. La idiosincrasia de unos locos creativos que el buen hacer lo maridan a la perfección con la risa y la ocurrencia. El disparate sin cordura. La vulgaridad verbal con la exquisita presencia de la belleza. Así somos los Qlamencos. Gente gregaria en la vida y el arte. En la amistad y el apego. La magia surge luego desparramada y sola, sin tregua ni sosiego y entonces la belleza lo inunda todo. El día termina cansado y solo. La belleza permanece inalterable. Sublime. Atemporal. Eterna.
Fotografías Pedro Béjar